Rafael Cavada fue el invitado más reciente en “De tú a tú” una emisión fuera del paradigma que se transmitió este lunes. Allí habló de un fuerte cuadro depresivo que atraviesa, a tal punto que la vida no le supo a nada.
Rafael Cavada participó en este capítulo especial en “De tú a tú” en virtud que el próximo domingo es feriado en el país por las fechas patrias. Gracias a eso, la cadena televisiva Canal 13 tomó la decisión de adelantar este capítulo que ya estaba planificado.
Cavada no ha podido superar un triste evento en el año 2007 mientras estaba alcoholizado, por el cual terminó hasta detenido. En ese mismo contexto, cubrió un fuerte evento con la guerra de Irak, eso fue un punto de quiebre para desdibujar su estado emocional por completo.
“La vida me parecía muy sin sentido, después de tantos conflictos. Tú pasas de cubrir algo súper importante, colaborando con un proceso histórico, dándolo a conocer, evitando que se produzcan más guerras, denunciando los abusos y violencia” partió diciendo la personalidad chilena.
“No quería hacer nada. Me levantaba igual, soy súper funcional en ese aspecto, pero empecé a sentir que nada me interesaba. Y para mí sentir que mi trabajo no tiene propósito es como estar muerto en vida” señaló como parte de esos síntomas depresivos en que no hallaba un sentido para levantarse, trabajar, seguir adelante. No tenía alguna motivación para echar raíces y salir adelante.
“Yo creo que básicamente andaba peleado con la vida. Yo no establecía relaciones con mi entorno, ni siquiera utilitarias. Mis relaciones con, ya fueran mis parejas o compañeros de trabajo, dejaron de tener el peso que deben tener” además de resaltar que tenía poco control de su ira, de soportarse a sí mismo y encerrarse para no hablar de sus particularidades emocionales.
También destacó que a los hombres no se les enseñó a manejar mejor las emociones y por eso responde solo a través de la ira.
Sobre el 2007, un accidente automovilístico hizo estallar en cólera a Cavada: “Era ira. Un tipo me tira el auto encima, lo insulto, él me insulta, freno el auto, me bajo, otro tipo se mete, qué te metís voh, y a voh qué te pasa”. Cuando era todo tan fácil como decir: ‘Oiga señor, cuidado con el auto’. Yo creo que ese fue un punto de inflexión, darme cuenta por qué yo reaccioné así” descubriendo de ese modo su lado más iracundo.
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